martes, 3 de abril de 2012

CUANDO YO ERA NIÑO



—Cuando yo era niño, las brujas daban más miedo. Nunca nos reíamos de ellas, era un asunto muy serio. Había personas que morían de mal de ojo y todos nos santiguábamos al pasar cerca de un cementerio. En aquel entonces, siempre nos recogíamos al llegar la noche, menos en la de San Juan, en la que bailábamos alrededor del fuego. Nunca nombrábamos al diablo y evitábamos la sombras más oscuras. Llorábamos si la niebla nos rodeaba, y el mar nos infundía respeto. Cuando yo era niño, creíamos las historias que contaban los abuelos. La imagen de un fantasma te volvía blanco el pelo.
—Pero yo creo, señor monstruo ­—balbuceó el niño aterrorizado—, y tengo mucho miedo.
Con un veloz movimiento el vampiro introdujo su mano de hierro en el pecho del chico y le arrancó el corazón. Mientras los ojos de cera del asesino miraban como los del niño se apagaban, de entre los dientes de plata salió su voz con un siseo.
—Por eso has de morir, mi pequeño, aunque hoy ya no tenga hambre, de verdad lo lamento. Cuando yo era niño, ser un monstruo era muy difícil. Todos te temían, estaban en guardia y conocían los métodos. Más temprano que tarde acababas muerto. Lo siento pequeño niño, lo que has visto hoy podría hacer que creyesen de nuevo.
Ilustración de Sonia del Sol

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